Tendido en una playa
imaginas el mar
como tu misma vida.
La juventud,
las olas,
el ímpetu fogoso
batiendo con su brío
las rocas de la costa
o borrando las huellas
que alguien dejó en la arena.
Mar adentro, la edad
madura y plena.
Repleta de saber.
Complicada y profunda.
Donde vive la calma
y nace la tormenta.
Sin puertos, sin abrigos.
A merced de los vientos.
Donde sólo se arriesgan
los espíritus libres,
valientes y atrevidos.
Aquellos que no ceden
la dicha ni el honor,
ni el ser, ni el pensamiento.
El horizonte al fondo.
Perfecta línea plana.
Ni el más audaz marino
consigue superarla.
Es el trazo final.
La frontera imposible.
Y de pronto una risa,
un castillo de arena.
Recuerdos y nostalgia.
Y ves como las olas
van borrando tus huellas.
Mirando al horizonte,
te alejas de la playa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario