sábado, 17 de octubre de 2015

Tuya



Yo soy una de tantas.
No soy de las mejores
¡desde luego!
Quizá soy la peor.
No tengo escuela.

Conforme tú me lees
voy creciendo.
Me voy haciendo fuerte.
¿Egocentrismo?
Diez versos son mi edad.

Si llego a los cuarenta
es por la pluma
que a trazos me construye
con gusto y con ternura,
sólo con la firmeza,
de la tinta.

Ya soy mayor de edad.
Los dieciocho.
Siento tu corazón
cuando me  miras.
Tú eres quien pone en mí
la melodía.
¿Mi ser?... que sea tu ser
el que se llene.

Estoy en veinticinco
y es momento
de unir tus pensamientos
con los míos,
de ser yo quien te lee
y tú lo escrito.
Conocer quienes somos
y mirarnos
cara a cara sin miedo,
hasta que descubramos
si somos versos libres
o medidos.

En plena madurez
me “funde a blanco”
en trece versos más,
el que me escribe.
Son ya cuarenta y uno.
Suficientes.
Sin pretensión mayor
que ser la luz
que ilumine tu rostro
en este tiempo.

Otros vendrán
que sufran y que gocen,
que vivan y que mueran
mientras haya
quien sienta como tú
la poesía.









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