viernes, 2 de octubre de 2015

Tiempo muerto



He forjado con mis huesos un reloj.
Un carillón ajado por los años.
Sonidos apagados que me hieren
en esta flor de tiempo de mi pecho.

Ahuyéntame las sombras, amanece.
No soples más, mis velas mortecinas.
Déjame descansar de la tormenta,
que hoy paso a formar parte del futuro.

Os cubriré con un manto escarchado
de hielos de mis cimas y glaciares.
Derruiré los muros encalados.
Habéis de ver, en vivo, los sepulcros.

Un último suspiro, un crisantemo,
reuniré en un escapulario.
Coronaré con él, los sentimientos
que arrojasteis al mar del cruel silencio.

Habré de dar a luz la sinfonía
que derrame la copa del misterio,
Cabalgad, cual auroras, esa ola,
dejad atrás sollozos y lamentos.








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