sábado, 31 de octubre de 2015

¿Arde Paris?



Cual hordas invasoras
han tomado Paris.

De Montmartre a Versalles.
De Notre Dame
-atravesando el Sena-
hasta el Campo de Marte.
Por fuerza que han de ser
la Legión Extranjera.
Unos de ojos rasgados,
los otros transparentes,
diría que germanos.
Parecen hechos de ébano
los afroamericanos.

Es Babel en Europa.

Miríadas que lucen
las armas en sus manos.
Capturan, que no cazan
con aquellas, las almas.
Espectros que se ocultan
en granitos y lienzos
en el Louvre, en Orsay
y en el Arco del Triunfo.

Apurando las horas
la infantería avanza
Al fin, ¡arde Paris!
Lo hará también mañana.








viernes, 30 de octubre de 2015

La Leche


Hoy he visto una vaca y su ternero.
Chupaba de la ubre con tal ansia
que ha debido sacar, de “una sentada”
al menos veinte litros y un dilema.

Es que es para pensar…
Si entera o desnatada
si con lactosa o sin.
Con calcio o tal vez
vitaminada,
el vástago le pide a su mamá
la leche que pudiera
ser queso, requesón
o mantequilla,
yogur, nata montada
o base de una crema pastelera.
¡Hay que ver qué mana de una teta!
Para que luego digan
que “blanco y en botella”
por fuerza ha de ser leche;
pues no.

Así mismo, cualquiera,
que vaya “echando leches”
no tiene por qué ser
ni vaca ni ternera.

Y más aún te aconsejo
que a nadie solicites
que “una leche” te dé,
pues bien podría ponerte
cual queso de Gruyére
la faz que tanto aprecias.

Ya no eres “un yogur”
y aunque te digan
¡chaval, eres la leche!
lo cierto es que textura
tienes más parecida
a la cuajada.

Así  que estate atento
que va entre las baldosas la lechada,
que un “lechón” es un cerdo,
una lechuza un ave
y son, las lechezuelas, de cordero.

Ya ves que juego da
la leche y derivados.

Así que…
lechazo con lechuga o lechocinos
… y al lecho.




La Penúltima Cena



-Todos me reconocéis, si no, no me seguiríais.
Mas no sé si comprendéis todo lo que os he contado.
Ya van para treinta tres, los años que aquí he vivido.

-Esta es la última verdad que quiero que me entendáis
“a por equis al cuadrado más be por equis más ce
será siempre igual a y griega, si distinta es a de cero
y son números reales los llamados be y ce”

-¿Pero qué decís, Maestro?. ¿La razón habéis perdido?

-¡Seguro que sois de letras! ¡Vaya apóstoles que tengo!

-Pedro, estudia, que has de ser el que construya mi Iglesia
y te van a venir bien “Los Pilares de la Tierra”

-A los cuatro que escribís mis andanzas y milagros
os pido que utilicéis lo que he dictado al comienzo,
parábola en ecuación que os dejo como legado.



sábado, 17 de octubre de 2015

Tuya



Yo soy una de tantas.
No soy de las mejores
¡desde luego!
Quizá soy la peor.
No tengo escuela.

Conforme tú me lees
voy creciendo.
Me voy haciendo fuerte.
¿Egocentrismo?
Diez versos son mi edad.

Si llego a los cuarenta
es por la pluma
que a trazos me construye
con gusto y con ternura,
sólo con la firmeza,
de la tinta.

Ya soy mayor de edad.
Los dieciocho.
Siento tu corazón
cuando me  miras.
Tú eres quien pone en mí
la melodía.
¿Mi ser?... que sea tu ser
el que se llene.

Estoy en veinticinco
y es momento
de unir tus pensamientos
con los míos,
de ser yo quien te lee
y tú lo escrito.
Conocer quienes somos
y mirarnos
cara a cara sin miedo,
hasta que descubramos
si somos versos libres
o medidos.

En plena madurez
me “funde a blanco”
en trece versos más,
el que me escribe.
Son ya cuarenta y uno.
Suficientes.
Sin pretensión mayor
que ser la luz
que ilumine tu rostro
en este tiempo.

Otros vendrán
que sufran y que gocen,
que vivan y que mueran
mientras haya
quien sienta como tú
la poesía.









viernes, 2 de octubre de 2015

Tiempo muerto



He forjado con mis huesos un reloj.
Un carillón ajado por los años.
Sonidos apagados que me hieren
en esta flor de tiempo de mi pecho.

Ahuyéntame las sombras, amanece.
No soples más, mis velas mortecinas.
Déjame descansar de la tormenta,
que hoy paso a formar parte del futuro.

Os cubriré con un manto escarchado
de hielos de mis cimas y glaciares.
Derruiré los muros encalados.
Habéis de ver, en vivo, los sepulcros.

Un último suspiro, un crisantemo,
reuniré en un escapulario.
Coronaré con él, los sentimientos
que arrojasteis al mar del cruel silencio.

Habré de dar a luz la sinfonía
que derrame la copa del misterio,
Cabalgad, cual auroras, esa ola,
dejad atrás sollozos y lamentos.








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