jueves, 5 de febrero de 2015

Quevedo y Yo



Pensando estoy que comentan,
que a Quevedo me asemejo.
Mas, ni porto su mostacho
ni son mis lentes redondos.

Ni estoy muerto, ¡Vive Dios!
Ni del Siglo de Oro soy.

Ni con la pluma me ensaño
con nadie que no merezca.
Ni haberes tengo heredados.
Ni puedo decir que he sido
hombre ilustre o cortesano.

Ahora bien, lo referido,
pueda aplicarse al formato.
En tal caso,
lo recibo como halago
pues pongo el alma en lo escrito.

Tal vez equivocó el parto
la madre que me alumbró
y en mil quinientos ochenta
fuera yo mismo, "El Buscón".




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