miércoles, 16 de diciembre de 2015

Con-sentido



Te he buscado en las ciencias y en las artes,
en la meditación y en el estudio,
en el trabajo, el ocio, en el reposo,
en la amistad, las armas, la familia,
los viajes, las montañas y los mares.

Tal vez no tuve olfato para hallarte.
Mas, tacto y gusto tuve al preguntar,
si alguien, de tu existencia, había oído.
No recibí respuesta convincente.
Pero, a la vista está, que sigo en ello.

En el tramo final del recorrido,
pensaba, quizás sea:
un mito, una utopía, un imposible
hallarle una razón, algún sentido
a esto que definimos como vida.

¿Acaso es un engaño, una condena,
un cuento, una ilusión, quizá un teatro?
¿A qué pecado viene tal castigo?

Hoy miro atrás y veo
que como hubo un principio habrá un final
y es siempre hacia delante su sentido.




miércoles, 9 de diciembre de 2015

EL ELEGIDO



¡Ay! quién pudiera
aunar conocimiento,
tiempo y vida.
Gozar sin sufrimiento
mientras viva.
Ser en las Ciencias docto y en las Artes
maestro de maestros
y ser diestro;
poder contar a cientos mis amantes.

¿Podría haber más alta aspiración
que en la Tierra rindiera
más gozo y supusiera
darme más elevada posición?

¿Acaso, el conocer,
no es parte medular del ser humano?
Y aún dándole adjetivo de mundano
¿no es lícito el placer?

En tal caso he de ver
que método, que ardid, que truco o treta
habré de hacer valer sin que someta
mi recto proceder.

Mas, si lo hiciera...
¿A quién, mi decisión afectaría?
¿que motivo o razón, esgrimiría
que obligarme pudiera?

Como cualquiera,
soy de mis fobias dueño y de mis actos
y si en mi decisión están los pactos
he de asumirla entera.

Mas ¿con quién trataré,
que teniendo el poder me lo conceda?
¿Qué ha de ser -de lo mío- que yo ceda?
¿Qué bien someteré?

  
II

Mi alma hipotequé.
Creí que el no creer evitaría
perder lo que creí que no tenía.
¡Cuanto me equivoqué!

Rendí mi propio ser.
Pues Ego y Alma son la misma cosa.
“Por su color le dí nombre a la Rosa”
¡Jamás la pude ver!

Bastó sólo pensarlo.
Sin demora se unieron cielo y tierra
y como gran presagio una guerra
sirvió para firmarlo.

No pude evitarlo.
Un certero disparo a mi conciencia
El dominio total, la omnipotencia.
Tenía que gozarlo.

El mal me poseyó.
Vi el discurrir del tiempo y su agonía,
la muerte, la traición, la alevosía.
La iniquidad reinó.

Con su parte cumplió.
Hasta la muerte en vida he conocido.
Entre todo mortal, el escogido.
Ningún ser como Yo.

Fui juez, letrado y parte.
Verdugo ejecutor de la justicia.
Blasón y enseña fui de la avaricia.
De veleidad, baluarte.

Sabiéndome inmortal,
en tal profundo pozo, mi conciencia
olvidada oculté, que no hubo ciencia
que fuese más letal.


III

Frágil como el cristal.
De todo despojado, un brillante
señuelo, cebo vivo, deslumbrante
atractivo mortal.

Ni voz ni voto tengo.
Mi sino es el engaño, la utopía.
No soy ni tan siquiera alegoría
pues ya nada sostengo.

Puedo decir que vengo
del más allá profundo.
Del Hades, inframundo
tumba de mi abolengo.

Quisiera no vivir.
Y si pudiera ser, no haber vivido.
No haber sido engendrado, concebido.
Nadie a quien seducir.

Mas lo hecho, hecho está.
Que ya mi vida
perdida en su pasado,
hoy la estudia la Historia
y la renueva
en aras del progreso,
del futuro.





sábado, 31 de octubre de 2015

¿Arde Paris?



Cual hordas invasoras
han tomado Paris.

De Montmartre a Versalles.
De Notre Dame
-atravesando el Sena-
hasta el Campo de Marte.
Por fuerza que han de ser
la Legión Extranjera.
Unos de ojos rasgados,
los otros transparentes,
diría que germanos.
Parecen hechos de ébano
los afroamericanos.

Es Babel en Europa.

Miríadas que lucen
las armas en sus manos.
Capturan, que no cazan
con aquellas, las almas.
Espectros que se ocultan
en granitos y lienzos
en el Louvre, en Orsay
y en el Arco del Triunfo.

Apurando las horas
la infantería avanza
Al fin, ¡arde Paris!
Lo hará también mañana.








viernes, 30 de octubre de 2015

La Leche


Hoy he visto una vaca y su ternero.
Chupaba de la ubre con tal ansia
que ha debido sacar, de “una sentada”
al menos veinte litros y un dilema.

Es que es para pensar…
Si entera o desnatada
si con lactosa o sin.
Con calcio o tal vez
vitaminada,
el vástago le pide a su mamá
la leche que pudiera
ser queso, requesón
o mantequilla,
yogur, nata montada
o base de una crema pastelera.
¡Hay que ver qué mana de una teta!
Para que luego digan
que “blanco y en botella”
por fuerza ha de ser leche;
pues no.

Así mismo, cualquiera,
que vaya “echando leches”
no tiene por qué ser
ni vaca ni ternera.

Y más aún te aconsejo
que a nadie solicites
que “una leche” te dé,
pues bien podría ponerte
cual queso de Gruyére
la faz que tanto aprecias.

Ya no eres “un yogur”
y aunque te digan
¡chaval, eres la leche!
lo cierto es que textura
tienes más parecida
a la cuajada.

Así  que estate atento
que va entre las baldosas la lechada,
que un “lechón” es un cerdo,
una lechuza un ave
y son, las lechezuelas, de cordero.

Ya ves que juego da
la leche y derivados.

Así que…
lechazo con lechuga o lechocinos
… y al lecho.




La Penúltima Cena



-Todos me reconocéis, si no, no me seguiríais.
Mas no sé si comprendéis todo lo que os he contado.
Ya van para treinta tres, los años que aquí he vivido.

-Esta es la última verdad que quiero que me entendáis
“a por equis al cuadrado más be por equis más ce
será siempre igual a y griega, si distinta es a de cero
y son números reales los llamados be y ce”

-¿Pero qué decís, Maestro?. ¿La razón habéis perdido?

-¡Seguro que sois de letras! ¡Vaya apóstoles que tengo!

-Pedro, estudia, que has de ser el que construya mi Iglesia
y te van a venir bien “Los Pilares de la Tierra”

-A los cuatro que escribís mis andanzas y milagros
os pido que utilicéis lo que he dictado al comienzo,
parábola en ecuación que os dejo como legado.



sábado, 17 de octubre de 2015

Tuya



Yo soy una de tantas.
No soy de las mejores
¡desde luego!
Quizá soy la peor.
No tengo escuela.

Conforme tú me lees
voy creciendo.
Me voy haciendo fuerte.
¿Egocentrismo?
Diez versos son mi edad.

Si llego a los cuarenta
es por la pluma
que a trazos me construye
con gusto y con ternura,
sólo con la firmeza,
de la tinta.

Ya soy mayor de edad.
Los dieciocho.
Siento tu corazón
cuando me  miras.
Tú eres quien pone en mí
la melodía.
¿Mi ser?... que sea tu ser
el que se llene.

Estoy en veinticinco
y es momento
de unir tus pensamientos
con los míos,
de ser yo quien te lee
y tú lo escrito.
Conocer quienes somos
y mirarnos
cara a cara sin miedo,
hasta que descubramos
si somos versos libres
o medidos.

En plena madurez
me “funde a blanco”
en trece versos más,
el que me escribe.
Son ya cuarenta y uno.
Suficientes.
Sin pretensión mayor
que ser la luz
que ilumine tu rostro
en este tiempo.

Otros vendrán
que sufran y que gocen,
que vivan y que mueran
mientras haya
quien sienta como tú
la poesía.









viernes, 2 de octubre de 2015

Tiempo muerto



He forjado con mis huesos un reloj.
Un carillón ajado por los años.
Sonidos apagados que me hieren
en esta flor de tiempo de mi pecho.

Ahuyéntame las sombras, amanece.
No soples más, mis velas mortecinas.
Déjame descansar de la tormenta,
que hoy paso a formar parte del futuro.

Os cubriré con un manto escarchado
de hielos de mis cimas y glaciares.
Derruiré los muros encalados.
Habéis de ver, en vivo, los sepulcros.

Un último suspiro, un crisantemo,
reuniré en un escapulario.
Coronaré con él, los sentimientos
que arrojasteis al mar del cruel silencio.

Habré de dar a luz la sinfonía
que derrame la copa del misterio,
Cabalgad, cual auroras, esa ola,
dejad atrás sollozos y lamentos.








lunes, 28 de septiembre de 2015

El Tren

Uno,
sin saber de la razón,
llega al tren sin equipaje.

Viaja
viendo subir y apearse
a compañeros de viaje.

Mira
como muda sin descanso,
sin conocer voluntad,
día tras día el paisaje.

Goza
si en el trayecto conoce
escucha, comprende y ama
al resto del paisanaje.

Sufre
si por cualquier circunstancia
no encuentra en el tren encaje.

Vive
construyendo, poco a poco
en si mismo, su bagaje

Uno viaja, mira y goza,
sufre y vive,
si está inscrito en el pasaje.





jueves, 3 de septiembre de 2015

Ave, us tedesta qui.




Cuántos son los momentos en que, perdidos, nos vemos
sin rumbo y meditando: ¿A dónde dirigimos nuestros pasos?

Y ahondando en la pregunta,
¿Dónde estuvo el origen?
¿Cómo ha sido que hasta aquí hemos llegado?

Cuestiones sin respuesta.
Misterios tan profundos que nos brinda la vida
para que, al formularlos, más vivos nos sintamos
y busquemos futuros, razones o destinos.

Hoy he visto resuelto, a plena luz del día,
el asunto, el dilema, la sempiterna duda:

¿Vivimos o soñamos?

¿Llegamos o partimos?

¿Dónde nos encontramos?


En un mural, un punto al que una flecha indica.
Un mínimo epigrama para un gran pensamiento.
                         Una leyenda escueta:

                    Madrid – Puerta de Atocha
                      Alta Velocidad Española

                                     AVE
                             Usted-está-aquí







martes, 2 de junio de 2015

La Bodega



Mi afición por los vinos, ha dispuesto
que viajando y bebiendo por el mundo
haya saboreado tan dispares,
que quiero, brevemente, definirlos.

Pródiga es Europa y sus estados
en dar a cada mosto un cuerpo propio.

Hago notar que, el tiempo, modifica
sabor, color, aroma y transparencia
mostrándolo armonioso o apagado.

Paso, sin dilación, a comentar,
diferentes cosechas que he catado.

De Francia –cómo no- fue excelente
la del noventa y tres (mil setecientos…)
De color rojo intenso y en garganta
entre dulce y metálico. Austero.
Aroma a Liberté y Fraternité,
trazas de Egalité, en menor medida.

Quizá, por producción, por mala uva,
la del cuarenta y cinco (siglo veinte)
fue la más consumida y generó
intensas borracheras que aún perduran.

Amargo al paladar, deja un regusto
a tierra calcinada, nuclear.
Olor retronasal a agua pesada.

Solo puntualizar, del diecisiete
(también del siglo veinte, ya expirado)
La uva septentrional, la de la estepa,
se malogró, colgada en el sarmiento,
quebrada por el frío siberiano.

Eran racimos densos, apretados.
Habría dado un vino elegante
etéreo, delicado, limpio y lleno.

  
Aguardo, de este otoño, la vendimia.
Apunta que éste sí, será un buen año.
Van a ser caldos rojos y morados,
Es tiempo de afrutados y olorosos.
En Diciembre, espero, brindaré
con los jóvenes tintos cosechados.



viernes, 29 de mayo de 2015

El Secreto de la Vida



En breve seré un anciano
sin experiencia ni escuela.

Pero éste, llevará dentro
un hombre medio maduro
con bastante recorrido.

En verdad que en sus entrañas
porta un joven, licenciado,
en aciertos y fallidos.

A su vez, éste, atesora
un niño, que ya conoce
el secreto de la vida,
que no es otro que gozar
hasta que llegue la hora.





Pecados Capitales


Pecados capitales. La lujuria,
pereza, gula, ira y la envidia
junto con la avaricia y la soberbia.

Estos que he enumerado son los grandes.
Son los que se cometen en ciudades
como Paris y Londres, Nueva York
Berlin, Madrid o Roma, o Buenos Aires.

Porque donde yo vivo son menores.
En vez de la lujuria es el deseo.
Que en el tema del sexo, practicarlo
se cuenta, en su escasez, como milagro.

Decir que: la pereza, no se estila.
Lo nuestro es la desidia o la desgana
o mucho más castizo: la galbana.

Pensaba que la gula era un pescado.
Nunca he nombrado así al apetito
que mucho mejoraba en mi niñez
el hígado, de un pez, bien exprimido.

La ira, es mala leche. Es el cabreo.
Si llega hasta las manos es violencia.
Se queda, casi siempre en arrebato.
Lo vas a ver, sin duda, circulando.

Debajo de la cama, la pelusa.
Así es como llamamos a la envidia.
Pero también son celos, que generan
-cuando son desmedidos- odio, tirria.

La avaricia, un sabio definió
como el mayor pecado de los pobres.
Porque, por más que tengan nunca llegan
a gozar de sus bienes o sus dones.
Tacaños o mezquinos, se les llama,
rácanos, miserables o agarrados.

Siempre había creído que soberbia
era: excelente, esplendida, sublime.
Pero hay otra acepción: la vanidosa,
la arrogante, pedante o engreída.

Aquí damos un nombre al que padece
la enfermedad de “ser él, más que nadie”.
Nosotros le llamamos: gilipollas
mostrándole la puerta de la calle.

Ya veis que no pecamos, sino erramos.
Que no son capitales, los pecados.
Aunque los cometemos, les llamamos
deslices provinciales -por si acaso-.







sábado, 14 de marzo de 2015

Hasta que la muerte nos separe




Parece que fue ayer.
Y sin embargo,
treinta años hace ya
desde el comienzo.

Recuerdo con nostalgia,
nuestros primeros tiempos.

Insomnio, desazón.
Atento al menor gesto.
Cumpliendo tus caprichos.
Riendo con tu risa
o enjugando tu llanto.

Tú fuiste la primera.

Eras centro y razón de aquella vida.

El tiempo ha convertido
lo cercano en distancia.

Nuestra separación
deja un gusto agridulce,
por más que era esperada.

La comunicación,
son sonidos, palabras
en móvil de prepago.

Ya no veo tus ojos.

Tiene que ser así.
Ya lo comprendo.

Ni tú ni yo firmamos
ni un solo documento,
ni un contrato.

Aún así es para siempre,
para toda la vida.
Yo no puedo romper
mi corazón, mi sangre.

Lo sabes, hija mía.






lunes, 16 de febrero de 2015

EKAITZ


Siempre como promesa.
Cuanto más deseaba, así más te alejabas.
Fuiste el reto, la meta. El deseo sublime
en que todos ponemos las ansias y esperanzas.

¡Mira que he trabajado!
Todo han sido desvelos
por tratar de ser uno
contigo, sin distancia.

Si abatido me he visto
por ti me he levantado,
puesto en pie,
y vuelto a caminar.

Como la sombra, esquivo,
nunca ausente.

Sujeto de mi mano,
como el agua o la arena,
entre mis dedos,
fluías, escapabas.

Si alguna vez  real 
o virtual, fuiste mío,
en presente mudabas al momento.
Para luego, convertido en pasado,
no ser más que recuerdo.

Lo tengo ya aprendido.

Hoy lo he visto en los ojos,
en la limpia mirada
de mi nieto.

Al fin lo he abrazado, alzado y sostenido.
Esta vez no te escapas.

¡Futuro …ya eres mío!



jueves, 5 de febrero de 2015

Hechos y dichos



Surgí de la humedad y la pasión.
De ola y arena.
Y si he de ser sincero,
de mucho amor y un poco de descuido.

Crecí con corazón de marejada.

Empeñe mi juventud por un futuro.

A fuerza de tormenta y de inquietud
he cruzado llanuras y montañas
surcado mares, explorado cavernas.
Tomado reinos,
instaurado repúblicas.

Sojuzgado al gigante
y ensalzado al humilde.

Afirmo en mi descargo,
que nunca usé la fuerza.
Mis armas fueron:
el verbo, la palabra.
En prosa o verso
En voz alta o susurro.
Tal que, en serio o en chanza.

Llegado así el otoño,
puedo, la primavera
recordar definirla.
El invierno
aguardarlo tranquilo,
que la siembra
madurará sus frutos 
cuando llegue mi ausencia. 



Quevedo y Yo



Pensando estoy que comentan,
que a Quevedo me asemejo.
Mas, ni porto su mostacho
ni son mis lentes redondos.

Ni estoy muerto, ¡Vive Dios!
Ni del Siglo de Oro soy.

Ni con la pluma me ensaño
con nadie que no merezca.
Ni haberes tengo heredados.
Ni puedo decir que he sido
hombre ilustre o cortesano.

Ahora bien, lo referido,
pueda aplicarse al formato.
En tal caso,
lo recibo como halago
pues pongo el alma en lo escrito.

Tal vez equivocó el parto
la madre que me alumbró
y en mil quinientos ochenta
fuera yo mismo, "El Buscón".




¿Quién soy?



Nada soy.

Si escribo es para ver
mi sombra en el papel.

Soy, casi, nada.

Un punto en una “i”
una tilde, un guión.
La más vana palabra.

No me avergüenzo. No.

Un paria de las letras.
De versos, vividor.
Evocador de sueños.
Un épico cantor de menudencias.

Cuando escribo me yergo

Soy verso. Soy poema.

Yo soy una persona.

Soy más que eso. Soy:
un pueblo, raza, especie,
soy Yo.

Yo soy La Humanidad

Por eso escribo.




jueves, 22 de enero de 2015

19 de Enero


Me dispongo a escribir
con el ánimo bajo.
Como si me faltara,
en la mano, destreza,
recuerdo en la memoria
o razón para hacerlo.

Me informo por la prensa
que -como día- es hoy:
 “el más triste del año”

¡Que mustios. Que agonías!
Van a tener razón los agoreros.

Ni fu ni fa.
     Ni carne ni pescado.
          Ni adelante ni atrás.
Nada de nada.

Pinta gris este lunes
de un Enero tan frío.

Quería, a mis amigos,
regalar un poema,
pero por mi cerebro
fluye la tinta espesa.

Incluso el pensamiento,
obtuso, casi plano,
-en posición fetal-
anclado está en el fondo.


Mis queridos amigos
…ya lo siento,
no puedo.
 Otro día será.




lunes, 5 de enero de 2015

El Armario

Toda mi vida,
conforme va pasando,
la recojo, la doblo,
la empaqueto y la guardo
en un armario rojo,
de cerezo, hecho a mano.

Ahí tengo mi niñez,
desde hace mucho, envuelta
cual si fuera un regalo.

Toda mi juventud…
la música, los libros,
los recuerdos más gratos.
Utópicos deseos
y el beso que, robado,
me abrió tanto al amor
como al dolor y al llanto.

¡Que ordenada la vida,
en cajas de zapatos!

La madurez en perchas.

La familia, el trabajo.
El amor ya sereno.
Los proyectos soñados.
Algunos ya cumplidos
y muchos anhelados.

Un armario, una vida.
Una vida, un armario.

Vidas que salen de ellos.
Mientras otros guardamos,
bien lavada y planchada, 
la nuestra en un armario.





sábado, 3 de enero de 2015

OSCURO Y CIEGO

Llevo en mi corazón un sin vivir,
que no puedo por más, que relatarlo.

No es tanto que me pese,
…que me pesa,
sino que en agua
se me convierte el seso.

Dirán que para tanto no será,
…pero lo es.
O,…qué imaginación tan desbordante
derrocha, quien escribe, en este texto.
Pero lo que aquí digo, han de creer,
es la verdad.
¡Vamos!… que es todo cierto.

“Todo empezó un día de noviembre.
Las once de la noche, oscuro y ciego.
Oigo que llaman
al timbre de la puerta.
No tardo ni un minuto
en cruzar, del salón,
por el pasillo al hall.
Me sorprende, al abrir,
que, en el suelo, un hatillo
de ropa en una cesta
alguien ha abandonado.

¡Va a ser que es un bebé!

Mirando más despacio,
observo,
que el bulto es una niña.
Yo diría
que tiene unos dos 
años de vida.

La baño, la alimento
y con el tiempo
me enamoro y me caso
con ella y su destino”.

Hasta aquí,
parece, más o menos,
que todo es lo correcto.

Bien cabría pensar
que aquí, se acaba el cuento.


Pero este es el comienzo.

“No nos vienen bien dadas.
He perdido el trabajo
y he vendido la casa.

Mi mujer, ya hace mucho
que se marchó con otro.
Tuvimos una hija,
que me recuerda a ella
como era, de pequeña.

Un día de noviembre,
cansado de sufrir
y viendo que el futuro
-oscuro y ciego-
no es muy halagüeño.
Decido, por su bien,
en un hatillo
meterla en una cesta
y en aquella, la  nuestra,
la casa que perdimos,
dejar junto a la puerta.

Pulso el timbre y me alejo”

Se que el dueño,
de nuestra antigua casa,
bañó y alimentó
se enamoró y casó
con mi preciosa niña.
Pero, al tiempo,
ésta, parece ser,
que se marchó con otro,
dejando tras de sí
solo un mar de tristeza,
un rosario de deudas
y un recuerdo.

Pues dicen que a él también
le echaron del trabajo.

Que tuvo que vender
sus bienes y su casa
y que una niña tuvo
-que en ley yo era su abuelo-
que al poco abandonó
junto a la puerta
de la que fue su casa.
Esto pasó en noviembre,
una noche a las once.
Oscuro y ciego”.




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