Llegando estoy al fin del viaje
que, desnudo, inicié tiempo atrás.
Cautivo de la vida
y desarmado
por el simple capricho del destino.
De mis manos ofrezco las caricias,
que nunca regalé.
Igual que de mis labios,
los besos que no he dado.
De mis ojos: imágenes, las luces,
el color, los paisajes
de los mundos soñados que no hallé
o que nunca existieron.
Y de mi corazón,
¡Ay! de mi corazón…
el amor que oculté
por vergüenza o pudor.
Por egoísmo.
En el próximo viaje,
el lastre de besos y caricias
de luces y de amores,
¡Lo juro!
esparciré a los cuatro vientos.
Llegando estoy ¡Al fin!
del viaje que, desnudo, inicié tiempo atrás.
Cautivo y desarmado…
…¡Pero vivo!