sábado, 30 de agosto de 2014

Cargas de profundidad

¿Cómo llevas la vida?
¿Y el trabajo?
¿Conoces el amor?
¿Y la salud?

¿Por qué me lo preguntas?
¿Te interesa?
O es solo por hablar
Pues si es así:
“Mañana va a llover –casi seguro-
lo dice mi cadera
que hace ruido
mas solo al caminar.

Mi marido,
me ayuda en lo que puede,
que tampoco
está para festejos.

Y es que en breve,
puede que me jubile,
que del lobo,
voy viendo las orejas.
El peligro
de ser solo un recuerdo
se convierte en certeza
conforme pasa el tiempo .”


¿Quién no contestaría
de igual modo?
Acaso si entendiese la intención
o si del que pregunta
viese –al vuelo-
que le habla al corazón,
seguro que forzaba el intelecto
haciendo más humana su razón.

“A punto de llegar a treinta y cinco,
desde que un sí,
unió
su ser a mí,
ha crecido –cual roble-
el sentimiento
forjando como acero
el devenir.
Ni un ápice de amor desperdiciado
ni un grito ni una mano
ni un mal gesto
solo cariño en paz:
agua en el lago.




Mas viendo al económico cadáver
en que, por la avaricia y el desprecio,
han convertido –los ricos-
mi patio y esperanzas,
diré que pienso más en el retiro,
que en seguir añadiendo
monedas a su patria.

Que el armazón
que me mantiene tiesa
empieza ya a hacer aguas,
y en donde un día hubo
arrojo y gallardía
tornado en flacidez y desmesura
pueden verse
estragos de la vida.

Que  lo que antaño fue
temple y bravura
apenas sombras son
que el pasado ilumina.

¡Vamos…! que el tiempo
–en quien ponemos todas nuestras ansias-
socava del cuerpo sus cimientos
y afecta -quiera o no-
al alma y su lisura.

Es la vida…
Que da, de mil amores, alegría
y ofrece de igual suerte, la amargura.”








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