viernes, 29 de noviembre de 2013

ANNALES DEL REYNO


“Partió el Conde de Tudela
con sus huestes principales.
Uniose a las tropas reales
allá en tierras de Pucela.
 
Entablaron cruel batalla
contra infieles sarracenos
que con tres mil eslovenos
defendían la muralla.

Dicen que noventa días
el asedió les llevó.
Otros dicen que costó
tres meses de letanías.

El Rey Don Sancho Noveno
-llamado en vida El MalHayo-
mandó al noble y al lacayo
derrotar al esloveno.

Los Cruzados de Nabarra
conquistaron Eslovenia.
A su reina: Doña Eugenia,
recluyeron en Somarra.”

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Esto, que acaso podría
formar, de la historia, parte
solo es producto del arte
de escribir en poesía.
 
Pues ni hubo Conde en Tudela
ni nunca existió Pucela.
Ni jamás los sarracenos
conocieron a eslovenos.

Cierto, se contaron Sanchos
pero a nueve no llegaron
ni de Malasia sacaron
apelativos tan anchos.

No se sabe de cruzados
que la Navarra habitaran
y menos que subyugaran
a eslovenos esforzados.

Y aunque somarranos haya,
no es Somarra villa alguna,
así que Eugenia ninguna
pudo ocupar su atalaya.





jueves, 21 de noviembre de 2013

Dejabú


En el mesón que almuerzo habitualmente
sentí que la ocasión la había vivido.

No sé como explicarlo. Atendido
de manera cordial por ser cliente,
al servirme el melón con el jamón, 
del camarero, Paco, al que conozco,
del dueño del local, un tal Orozco
recibo cierta extraña sensación.

No es la primera vez, como decía.

Lo intento comentar pero es tabú.

Paco se calla. A Orozco agitaría,
reconocer que el cerdo era cebú.

Si fuera cierto a mí me alarmaría
pues no hay cebú que sea de Jabú
... go.





 

lunes, 18 de noviembre de 2013

Amigas


Mis dos mejores amigas,
las mas queridas.

Aquellas que me acompañan,
que de nada en mi se extrañan.

Las dulces y bondadosas
que las vivo novedosas
sean o no cuidadosas.

Ellas, valientes y puras
me cubren como armaduras.

Ambas, que siendo maduras
me excitan con sus locuras.

¿Qué quienes son me preguntas?

Señoras de gran altura.
Son: la Lujuria y la Gula.





Pâté


Ya de par de mañana, el cafelito.
Un anis pa´ entonar y unos churritos.
Y para entrar al tajo, un orujito.

A la una el vermú y su pinchito.
Para comer lo justo y postrecito.
El porrón, que esté lleno, el de dos litros.
Y eso si, que no falte, el completito:
otra vez cafelito, y un traguito
y a poder ser, cubano, el purito.

Cuando ya cae la tarde, los amigos
nos juntamos y vamos de vinitos.

Cenando me trasiego, en vino tinto
la botella pequeña, la de litro.

A la hora de acostar tomo un chupito
o dos o tres, pa´ que entre el sueñecito.

Como verá doctor, le aseguraba
que era en sí, lo normal, lo que tomaba.
Así que no comprendo por qué llama
a mi hígado, “fuagrás” esta mañana.




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