Era mi sueño hacer un gran
trabajo.
El programa perfecto, el
algoritmototal, sumo, cuidado. Que su ritmo
fuera completamente depurado.
Que en sí reprodujera, fuera
calco
de lo que soy, seré y antes
he sido.Así me puse a ello con ahínco,
tras todo el universo haber creado
Quizá debiera haberle
dedicado
cien o doscientos mil
millones de añosal estudio en detalle. Tiento y mimo
haber puesto en su ser, como en su sino.
Mas me dejé llevar de un arrebato
y en vez de la razón, moldeé el barro.
En el organigrama, solo un
dato,
que se demostraría el más
preciado:“Usar a conveniencia su albedrío,
revocando en Amor sus desvaríos”.
Me asaltaba una duda: ¿Será vano
el proyecto?. ¿Mi único pecado?
Me sentí como un niño,
ilusionado,
con un juguete nuevo entre sus
manos.Dispuesto cual “Sistema Operativo”,
la rutina sublime, mi capricho,
faltaba darle un nombre apropiado.
Me pareció correcto: “Ser Humano”
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