Por trabajo, dos semanas,
a la capital fue Elías.Días cortos, noches largas.
El deseo afloraría.
Destellantes luces rojas
como imanes atraían.Era otoño y las hojas
de los árboles caían.
Con el trabajo cumplió.
A la torre de una iglesia
miró, buscando analgesia,mas el remedio fue peor.
De la campana el badajo
le dio alas, no relajo.
El sosiego arrebató.
Esa noche, no sabemos
de que forma la pasó.
De vuelta en casa, María
-que, supongo llevaríamedio mes sin alegrías-
a su marido pidió
que cumpliera con ardor.
-Espera un poco, María
que quite el polvo, el sudory el cansancio de la vía.
Una ducha, una bebida
y sin rastro de fatiga,Elías,
cedió de su autonomía.
Tras el lance,
Elías se quedó en trance.de quince días...
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