Un barco en la lejanía.
Entre la arena mis pies.Un pensamiento que gira.
Mi pluma sobre el papel.
Un anciano se me acerca.
Amablemente saluda.Sin esperar mi respuesta
y sin atisbo de duda
sus posaderas asienta,
tan cerca, que mi postura
he de variar por mi cuenta.
¡uff!
... parece que rompe el hielo...
- el calor ha sido
intenso...
¡vaya!... pienso
“Un viejo hablando del tiempo”
- me alegra verte
escribiendo.
Que incómodo sentimiento.
No parece muy correctoni el modo ni el tratamiento.
Vuelve a haber otro silencio...
- del horizonte hacia
arriba
¿qué ves?
Sin pensar, respondo: “el cielo”
“¿que interés tendrá en que escriba
o que el cielo le describa?”
- la gente, en su
mayoría,
como tú contestaría.Mas el azul es reflejo,
sin aire, no existiría.
Fijándonos con acierto
el Cielo, es un sentimiento.
“este anciano,
¿tendrá algún conocimientode lo que vivo por dentro?"
Me inquieta su sintonía.
Resulta poco habitualque así, de forma casual,
alguien que no conocía
-sin pasar por el ritual,
sin cumplir la pantomima-
Hable de lo conceptual”
- ¿tienes agua?...
estoy sediento.
Será que el paso del
Tiempono sacia el requerimiento.
“creo yo que es el calor”
Le alargo, para que beba
agua con gas, en botellaque compré para el ardor.
Al asir el recipiente
su mano toca la míapero yo aseguraría
que no es solo un accidente,
pues alarga el incidente
más de lo que debería
Hay tensión en el ambiente
pareciendo inteligente“¿Está poniendo mi hombría
en duda, con su manía?”
- ...parece que
lloverá
Vuelta al tiempo... ¡estos viejos!
Te acribillan a consejoso hablan de los azulejos
de las obras... o los nietos.
- es hora... ha sido
un placer.
Nos volveremos a verantes de lo que tú crees.
Cuando vuelvas al
hotel
mira en un espejo
fiel.Hasta pronto... Luis Miguel-
“¡que descanso!, ya se ha ido
...y no tengo nada escrito.
Algo raro ha sucedido
que me ha dejado intranquilo.
La lluvia,
ha comenzado a caer.
Me doy cuenta al recoger
que, seguro, sin quererse ha llevado mi botella
dejándome con la sed.
De nuevo en la habitación
-que pronto abandonaré-repaso con intención
si del anciano una huella
hay en mi imaginación.
-¿cómo sabia mi nombre?
¿cómo el suyo yo no sé?¿como intuyó ese hombre
que me alojaba en hotel?
Recordé lo del espejo.
Al baño me apresuré.Allí sobre la encimera
del lavabo, una botella
de agua con gas encontré.
Antes de pensar siquiera
la imagen de aquel espejome transportó a la vejez.
Estaba claro que el viejo
era el vívido reflejode lo que un día seré.
Al lado de la botella
una nota que aún no he escritofruto de mi puño y letra
-de prejuicios y complejos,
has de vaciar la mente.
Pues no se calma la
sed
sin sacar, del
recipienteel volumen conveniente-