Desde el setenta y cinco
en mi alacenahay una caja
de bombones llena.
Es lo que me dejó
en su testamentomi abuelo, que murió
en aquellas fechas.
En un principio
pensé que, con agrado,un sabroso alimento
me había regalado
Pero en mi fuero interno
dudé por un momentode la buena intención
de aquel regalo.
Y no era para menos
pues lo cubría un lazopor todos los costados
atado y bien atado.
Doy fe que era imposible
el centro de la caja alcanzar con la mano.
Así durante un tiempo
olvidé el alimentofijando mi atención
solo en el decorado.
He de pedir perdón,
pues a falta de espaciopuse los embutidos
encima del regalo.
De la caja, el tamaño
aumentó sin descanso.Creo que los chorizos
fueron los que causaron
del volumen, su cambio.
¡Que pena da mi armario!
Todo de grasa llenocon el cacao mezclado.
Voy a pedir ayuda
a todos mis vecinospara limpiar, a una,
toda la porquería
que la caja ha dejado
Cuando, con detergente
por dentro, mi alacenadesinfecte,
he de llenarla
con carne de ternera
que no sea privada,
que res pública sea.
En la calle, a vista de la gente
he de hacer una hogueradonde arderán inertes
la caja de bogbones,
los chorizos, las ratas, e ilusiones
que mi abuelo me legó
por sus ... colores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario