Esa miga de pan que, entre las cinco,
arrastran por instinto al hormigueroha de servir, en común, como alimento
si, a la postre, alcanzan su objetivo.
Mas si con atención examinamos,
colegiremosque el rumbo de las cinco es arbitrario.
Tres – desde el punto de vista de ojo humano-
en dirección correcta a su destino
se afanan en llevarlo.
Y sin embargo, dos,
en opuesto sentido, van bregando.
De esta forma,
progresa el hormiguero, trabajando.
O tú o yo, o cualquiera, que observando
el proceder de este pequeño ser diría,
que si fuera posible hacerles ver
el error –que a todas luces es-
dividir su energía, malgastando
la fuerza del grupo, ignorando
la dirección correcta, que ha de ser
el camino mas corto y solidario.
Acaso el ser humano es diferente ?
o no trata – de forma recurrente-de arrimar el “ascua incandescente”
a la “sardina” que es su YO presente ?
No obstante
si lo pensamos fríamentesi todas –las hormigas- empeñasen
su esfuerzo, sin intrigas,
al dar con un obstáculo, insalvable
por más que lo intentasen
no podrían
concluir su misión, abandonando
el alimento que a todas convendría.
Tal parece que humano es el cerebro
que a las hormigas guía.
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